Miguel Angel Blanco: 12 años de la infamia.

Cuando veo la cara en la prensa, siempre pienso que tenía que ser una persona humilde y de lo más normal, que no simple. Sin embargo cuando en la tele nos han puesto una y otra vez las caras de sus dos asesinos, riéndose tras el cristal del juzgado, con la cara llena de felicidad por el " buen trabajo" realizado, y sin piedad en sus rostros, me da por pensar que en esta vida siempre hay que ser un poquito cabrón para que no irte pronto para el cielo.

 Hace doce años pasé un dia en la playa llorando y alrededor de velas  y oraciones, por aquella persona desconocida que habia dado la vida por la libertad y la democracia una vez más. En este caso estaba el agravante de la agonía y la tortura de todo un país. Pegados a las radios y las teles, no sabíamos si todo iba a acabar como se esperaba ( mal) o iban a mostrar algo de clemencia y alma. Yo soy realista que no pesimista, y sabía que a un perro rabioso lo que le tira siempre es la sangre y la putrefacción, nunca la concordia y el entendimiento. Si no ¿Qué iban a hacer? ¿Qué iban a hacer sin matar? No saben hacer nada más, porque no han tenido tiempo de intentar otra cosa, mientras eran adoctrinados en el odio y el menosprecio al semejante. Sin "causa" se les acaba el chollo de vivir a costa del dinero de sus extorsiones y de sus amenazas. Con Franco tenían excusa perfecta, y ahora bajo lo siguen haciendo en nombre de la autodeterminación, que dicho de paso en unas urnas sería machacada por el NO incluso por parte de muchos naZionalistas.

 Estos hijos de chacal , creen que el espíritu de Miguel Angel ha muerto, pero estoy segura de que no. Hay cosas que invitan a la esperanza: todas las detenciones , la policia vasca que empieza a hacer su trabajo denunciando al anterior gobierno del PNV, determinados ciudadanos que se revelan contra los violentos como en Lazcao, o todos los políticos que siguen en los pequeños ayuntamientos del País Vasco jugándosela por un ideal y por un sentimiento, ante el peligro de que algún cabrón los señale con el dedo, hace pensar que podemos llegar al final de la violencia terrorista. No se si yo lo veré pero seguro alguno de nuestros descendientes sí.

 Mientras, algunos nos ocuparemos de que la memoria de Miguel Angel Blanco no se pierda jamás, en la medida en que podamos. El murió por nosotros, y que menos que devolverle su sacrificio con el recuerdo de su vida y su muerte.

 Descanse en paz. SIEMPRE EN LA MEMORIA.